Hola, buenas tardes. Me llamo Blanca Murcia Carazo. Estudié Publicidad y RR.PP, ya que, desde que mi memoria alcanza a recordar, siempre me he sentido atraída por el mundo de la comunicación en cualquiera de sus versiones. Al terminar la carrera, con las ideas más claras, tomé dos decisiones que creo marcaron el rumbo que tomó mi destino profesional, y que con el tiempo he comprendido estaban más relacionadas la una con la otra de lo que sospeché en el momento en el que decidí, uno, que el periodismo era el campo que más me atraía para desarrollar mi actividad profesional, y dos, que después de las prácticas en la entonces Asociación de Periodistas de Murcia, ahora Colegio de Periodistas, haría el Máster del Profesorado en Educación Secundaria Obligatoria, por si acaso lo de escribir en periódicos o lo de hacer anuncios no iba tan bien como yo pensaba en aquel momento.
El paso de los años y el transcurso de los acontecimientos, tanto en mi vida personal como profesional, me hicieron comprender, que la enseñanza no era mi plan B, por si aquello de la publicidad o el periodismo no funcionaban, era algo que se me daba muy bien y que me gustaba de verdad. Cada vez que escribía un artículo, sentía que necesitaba comprender esa realidad que estaba diseccionando, para después hacérsela entender a los demás. Este impulso me llevó a dar otro salto más en dirección a la enseñanza, y de repente, me vi, luchando por limpiar mi mente, dejarla en blanco, libre de prejuicios e ideas manidas, en pos de una mentalidad abierta a cualquier planteamiento, por disparatado o increíble que este fuera, para conseguir el bien más preciado del articulista o el periodista, esto es, la objetividad, el Santo Grial del informador o el formador, por encima de premios, laureles y reconocimientos.
Sin embargo, una vez conseguido, mi primer objetivo, artículos escritos sin rastro de mis consideraciones personales y mis juicios sobre el comportamiento de las personas o los hechos que analizaba, me tope con la cruda realidad, yo podía ser la articulista más imparcial del planeta digital en el que me hallaba, pero mis lectores, aquellos a los que me debía y por los que buscaba la verdad de las mentiras que dominan nuestra sociedad, no estaban por la labor ni de tener una mente neutral, pues tenían ciertas horas de vuelo acumuladas y las cosas muy claras, y sospecho, que ni de leer a una joven articulista, con infulas de escritora, que venía, ahora, a la vejez viruela, a descubrirles la nueva pólvora del siglo XXI, que la libertad, la verdadera democracia, se encontraba en nuestras conciencias, por encima de acciones y de hechos...
Sin embargo, una vez conseguido, mi primer objetivo, artículos escritos sin rastro de mis consideraciones personales y mis juicios sobre el comportamiento de las personas o los hechos que analizaba, me tope con la cruda realidad, yo podía ser la articulista más imparcial del planeta digital en el que me hallaba, pero mis lectores, aquellos a los que me debía y por los que buscaba la verdad de las mentiras que dominan nuestra sociedad, no estaban por la labor ni de tener una mente neutral, pues tenían ciertas horas de vuelo acumuladas y las cosas muy claras, y sospecho, que ni de leer a una joven articulista, con infulas de escritora, que venía, ahora, a la vejez viruela, a descubrirles la nueva pólvora del siglo XXI, que la libertad, la verdadera democracia, se encontraba en nuestras conciencias, por encima de acciones y de hechos...
Después de meditar mucho el rumbo de mis pensamientos, el de mis lectores, y el de mi actividad profesional, sumados al hecho de mi reciente maternidad, acontecimiento que me hizo ver las cosas de un modo completamente diferente al que había tenido hasta el día en que me convertí en madre, comprendí muchas cosas, pero sobre todo, que las dos decisiones que había tomado al terminar la carrera, sobre el periodismo y la educación, habían sido acertadas, que no tenía por qué elegir entre la una y la otra, que podía quedarme con las dos para ofrecer lo mejor de mí a los demás, e intentar contribuir en la creación de mentes fuertes, abiertas, limpias, que no se dejan llevar por estereotipos o etiquetas...y entonces, entre esa amalgama de pensamientos, de descubrimientos, y de momentos definitorios, me di cuenta que el público que llevaba tanto tiempo buscando eran los niños...Sí, el lector de mis sueños, eran los niños y sus conciencias libres de cargos, a las que podía asomarme para decirles que a través de la educación y de la formación, podía hacer de ellas "almas" inteligentes, que saben pensar por sí solas, dotadas del suficiente conocimiento y criterio, para no dejarse llevar en su vida adolescente y adulta por manipuladores que les hicieran pensar o hacer cosas que en realidad ellos no querían decir o hacer.
Y así, con esa idea, que nada en las aguas del mar de la utopía, me matriculé en Magisterio de Primaria, con la mención en inglés, para uno, cumplir con mi objetivo de crear futuros ciudadanos libres, y dos, enfrentarme de una vez por todas al inglés, y conseguir dominar una asignatura que siempre se me dió bien, a la que he dedicado muchos años y tiempo de vida, y a la que ahora me sentía, por fin, preparada para dominar.
Y así, con esa idea, que nada en las aguas del mar de la utopía, me matriculé en Magisterio de Primaria, con la mención en inglés, para uno, cumplir con mi objetivo de crear futuros ciudadanos libres, y dos, enfrentarme de una vez por todas al inglés, y conseguir dominar una asignatura que siempre se me dió bien, a la que he dedicado muchos años y tiempo de vida, y a la que ahora me sentía, por fin, preparada para dominar.
Sin embargo, a pesar de que el inglés suponía mi principal reto, cuando empecé las prácticas en el colegio en el que estudié, y en el que me he dado cuenta que pasé los años más felices de mi vida, en la clase que me asignaron para ejercer la mayor parte del tiempo las prácticas, conocí a una niña muy especial, con unas capacidades diferentes al resto de sus compañeras...No quiero poner detalles acerca de su edad, ni de sus capacidades especiales, ya que es una menor, y no creo que sea muy ético escribir sobre ella en un espacio público, al que puede tener acceso cualquiera. No obstante, sí quiero dejar claro, que desde que la conocí y comencé a realizar trabajos con ella para mejorar y potenciar sus cualidades, veo la discapacidad desde un punto de vista completamente diferentes al que tenía hasta hace unos escasos meses. Ahora, el mundo que veo a través de sus ojos todos los días, despojados de cualquier tipo de maldad, me hacen comprender la importancia de la intervención a una edad temprana, y sobre todo, de la educación inclusiva, de tratarlos como un alumno más, y no como pobres infelices, dignos de compasión, caridad y exclusión. Esa niña, no será un as de las matemáticas, pero a nivel moral, tiene mucho que enseñar a sus compañeras sobre humanidad y felicidad.
No sé qué más poner en este post de bienvenida, salvo que me encanta la idea de tener un blog sobre educación en el que no sólo pondré mis actividades correspondientes a las asignatura, además me encantará dar mi punto de vista sobre la formación del siglo XXI, desde la visión de ser una herramienta destinada a desarrollar las capacidades intelectuales, morales y afectivas de niños y niñas, con independencia de sus habilidades, y centrarme en cómo podemos contribuir en la formación de personas para que sean adultos fuertes mentalmente, y por ende felices, capaces de controlar sus emociones y pensamientos, y no dejarse manipular por una sociedad que pretende crear mentes débiles, con escasa o nula tolerancia al esfuerzo y a la frustración, para poder ejercer cualquier tipo de control sobre ellos y ellas.
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